“Hacemos una buena pareja”
“¿En serio?” pregunté, “No sabía que fuéramos una pareja. No creo que podamos serlo.”
“¿Por qué no?”
“Porque estas casado. Ya eres parte de una pareja.”
“Tú y yo podemos ser una pareja. Me siento emparejado contigo. Acoplado. Siento como si fuéramos una pareja.”
Él decía esta palabra tanto que comenzó a perder su forma y significado, comenzó a volverse un simple sonido.
El me miraba tan serio, formal, me tomó por la mano y esperaba mi respuesta.
Siempre me sorprendía cuando tomaba mi mano en público. Parecía algo arriesgado. Cualquiera podría mirar y darse cuenta de que él usaba un anillo y yo no. Y aún así el gesto se sentía como un riesgo que él vehementemente deseaba tomar. Se sentía, por momentos, como algo lleno de coraje y una cierta especie de amor.
Tal vez éramos una especie de pareja. Teníamos una cierta manera de acomodarnos y sostenernos mutuamente. Hay una manera en que nuestras vidas se encuentran y crean lo que se siente como una Nueva Vida, un nuevo territorio que no existía antes.
Entonces recuerdo: Él ama los desafíos.
Entonces recuerdo: Yo amo las historias.
Eso, también, es parte de todo esto. Y sospecho que eso es lo que nos atrae al uno del otro. También, me pregunto, eso nos podría llevar en cadena hasta el final.
Le sonrío, y mi cuerpo se relaja, y dentro de mi lo único que pienso es: Si.